27/12/10

Gritos y Susurros


Parafraseando sus ultimas palabras.
Las personas tendemos a perder la imortalidad según crecemos.
Y solo se me ocurre decir algo más.
La memoria que tuvimos una vez sujeta fuertemente por las manos.
tiende a caer al precipicio del insomnio,
sin dejar de ser la rutina mas tediosa,
la que nos lleva derechos a la renuncia de uno mismo.
Sin saber apenas que hacer con uno y otro,
nos ordenan dirigir ejercitos de sueños,
que muy rara vez son cumplidos por sus esclavos.
Solo el remedio casero de cerrar los ojos,
levanta los mitos de sus tumbas,
y renace el sentir unico de la nación derrotada.
Ala vez que lucha el poder de la creación contra la miseria,
el alma se vá desligando poco a poco del cuerpo construido,
a base de años y moldes de escyola.
Dejemos de creer entonces en la ilusion de sentirnos protegidos por un ser altivo y superior,
que nos indica y excluye de los desafios mas mundanos,
y nos implora saltar al precipicio de la desidia,
del tedio de la creacción no terminada,
de la inspiración jamás encontrada en los dias en los que rezabamos por tu alma.
Ya nadie se acordará del peso que tiene la muerte en nuestro incosciente,
que nos hace perder la perspectiva real de lo que somos y de lo que sentimos,
sin llegar a ver el eclipse totál de nuestras miserias con luz propia.
Nos ahoga y no descuelga por entre voces lejanas que no imploran otra cosa,
que triunfe porfín el universo personal de cada uno por encima de cadenas y mandamientos.

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