Dos enclaves disueltos,
antimateria, antinatura,
ascensión eterna
a las cercanías dela gran puerta,
y era yo el que llamaba,
era el silencio que me
desgarraba con su
presencia,
era yo el encumbrado
en la hoguera,
era yo el escarabajo
incorrupto dentro de tu
estomago,
una mañana cualquiera,
fuera del sexo de los ángeles,
abri las puertas al extraño,
y me encontré frente a frente
con la viva imagen de
mi muerte.
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