Eran casi las diez,
la televisión continua encendida por inercia,
la voz de Lacan seguía sonando de fondo,
tabaco barato de contrabando en la comoda,
el cielo parecía que dejaba ver
las pocas estrellas que lucían entre
los humos de las chimeneas,y la gran fabrica de papel
que seguía incesantemente trabajando
a la orilla derecha del río,
unas luces de coche anunciaban tu llegada,
eras tu,la caza había terminado,
(otra vez esa cara de indiferencia al verme regresar,
ni un atisbo de interés)
su cara describía la desilusión,
mi cara la elucubración del mañana.
(otro ciervo).
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