3/5/11

Oír caer la lluvia en el tejado
de un gran edificio en ruinas,
languidece el sentimiento de creer
tener el cielo controlado,
sin el temor de la incertidumbre cayendo
sobre los hombros de miles de personas
que barren el terciopelo hacia sus corazones,
nace de la tierra mojada la palabra justa
para volver la mirada hacia esas terrazas
descompuestas de pisos calavera.
Ya nadie cree en las mentiras que los truenos
insinúan,todo pertenece al imaginario
que siguen los escombros de otro
tiempo,quiera Dios que las sanguijuelas
descubran sus mentiras primero.

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