esperando el poniente,
el regreso acariciado de una Grecia arcaica,
el sonido de la cafetera
irrumpía con fuerza en el salón,
el tabaco sobresalía de la chaqueta,
apenas cabía un plato en la cocina,
tu mirada se perdía lejos,
hacia las miles de gaviotas que esperaban
la carroña indescifrable de los
barcos pesqueros amarrados,
la carroña indescifrable de los
barcos pesqueros amarrados,
entonces,todo cambió,
la luz filtrada coloreaba de ocre
la estancia entera,
el brazo perdió su fuerza
atraído por el silencio,
nada se oía entonces,
los estruendos del asalto
se perdieron para siempre,
apareció la noche,se cerró
la puerta, y tu silueta quedó
perdida para siempre.
la luz filtrada coloreaba de ocre
la estancia entera,
el brazo perdió su fuerza
atraído por el silencio,
nada se oía entonces,
los estruendos del asalto
se perdieron para siempre,
apareció la noche,se cerró
la puerta, y tu silueta quedó
perdida para siempre.
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