El destino está ciego
y la difunta madre rogaba
al cielo que nadie perdiera
el suyo,
al atardecer, miles de pájaros
comenzaban su viaje anual
hacia el mal llamado paraíso
terrenal, la ventana continuaba
abierta en su mente,
en el sinfín del espacio,
en el terror del edificio,
languideciendo lentamente
en el transcurso de los días,
aullido perdido entre dos
mundo totalmente diferentes,el tuyo
y el de mi memoria.
2 comentarios:
J, ya eres un poeta, solo te falta un perro y un gabán.
tienes que publicar ya.
Publicar un comentario